Para hablar de diversidad vegetal nos tenemos que remontar a la friolera de más de 3.000 millones de años, al inicio de la vida. El origen de la vida en nuestro planeta es muy difícil de concretar, sobre todo el paso de átomos a moléculas orgánicas. Lo que esta claro es que la vida comenzó en el agua con organismos unicelulares.
Los datos actuales, nos dan una edad de consolidación para la tierra de unos 4.500 millones de años. La datación de los materiales Precámbricos (son los más antiguos) nos llevan a los 3.780 millones de años. Los primeros restos orgánicos conocidos (flora primitiva) están datados con seguridad en más de 3.000 millones de años, y hacia los 600 millones de años, en el límite Precámbrico-Cámbrico, aparece ya una flora exuberante y compleja que acredita la existencia de otras anteriores más sencillas.
Las bacterias y las algas Cianofíceas tienen representación ya en los tiempos Precámbricos, estos tipos de organismos continuaron su evolución hasta los tiempos actuales. En el Ordovícico aparecen las Clorofíceas (algas verdes) y las Rodofíceas (algas rojas). De las Feofíceas (algas pardas) aparecen sus primeros representantes en el Devónico.
Si tuviéramos que buscar antecesores de los primeros vegetales terrestres habría que partir de las algas verdes (Clorofíceas), puesto que presentan mecanismos parecidos en la realización de la fotosíntesis. De hecho las Clorofíceas son probablemente el único grupo de algas que ha realizado con éxito la transición y adaptación del agua a tierra firme, en la actualidad existen las Briofítas (musgos y hepáticas) que son una clara transición.
La adaptación a tierra firme de los vegetales exigió una transformación en sus órganos, ya que los vegetales acuáticos pueden absorber el agua y las sustancias minerales directamente, mientras que en la tierra necesitan de unas raíces para obtenerlas del suelo y un sistema conductor. De esta forma se propagaron rápidamente por tierra firme las plantas vasculares o Cormofítas. Es a partir del Silúrico superior cuando se conocen los primeros restos ciertos de plantas vasculares, y poco tiempo después en el Devónico medio, la mayor parte de la superficie terrestre estaba cubierta por bosques de plantas vasculares.
ESCALA GEOLÓGICA Y EVOLUCIÓN
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Desde su aparición en el Silúrico superior, las cormofítas han pasado por tres etapas evolutivas que dieron lugar sucesivamente a vegetales terrestres cada vez más evolucionados (Pteridofitas, Gimnospermas y Angiospermas), que se diferencian por la eficacia de su adaptación para las funciones reproductoras sobre tierra firme. Las primeras plantas eran sin semillas y adaptadas a medios húmedos: Pteridofitas (helechos). Con la decadencia de las plantas sin semilla en el Carbonifero superior prosperan las Gimnospermas, las cuales se diferencian de sus antecesoras por haber desarrollado semillas y polen , asegurando de este modo su reproducción en ambientes secos. La última etapa de evolución importante de la flora terrestre corresponde al dominio de las Angiospermas. Esta evolución definitiva "hasta el momento" se logra por el desarrollo de la flor y de la semilla protegida por el fruto, que aseguran la función reproductora.
Las Angiospermas tuvieron una expansión muy rápida a lo largo del Cretácico, continuando de esta forma a lo largo de toda de la Era Cenozoica, para dar lugar a la variada y sorprendente diversidad que conocemos en la actualidad. Del total de especies vegetales vivientes, más del 95% corresponde a las Angiospermas.
Los cálculos actuales para el número de plantas con flor van de 275.000 a 400.000, cifra que aumenta si tenemos en cuenta variedades y cepas. La diversidad genética es vital para el mantenimiento de la estabilidad ecológica, y esta diversidad se ve enriquecida por las interacciones que existen entre las distintas especies de un ecosistema. La reducción de la diversidad aumenta la vulnerabilidad del ecosistema, esto queda patente en los monocultivos que ocupan gran parte del planeta, estos cultivos son muy vulnerables a las plagas y a las enfermedades.
Actualmente la diversidad genética de la biosfera está siendo rápidamente erosionada y unas 1.000 son las especies que se extinguen cada año. Al finalizar el siglo esa cifra podría llegar a 10.000, con la perdida de una especie por hora. Se calcula que las plantas actualmente amenazadas de extinción son 25.000 y de seguir el ritmo de destrucción actual, hacia el año 2025 se habrán perdido 60.000 especies de plantas. Las más afectadas son las que pertenecen a zonas reducidas, por ejemplo islas pequeñas, como es el caso de Hawai donde de las 3.000 especies catalogadas ya se han extinguido 270.
Las implicaciones de una extinción tan masiva son graves porque los recursos genéticos mundiales están siendo destruidos con rapidez y con ellos los recursos naturales tan utilizados en beneficio de la humanidad.