Tierra
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       EL PROBLEMA DE LAS GLACIACIONES

Y

LA CIRCULACIÓN TERMOSALINA

 

(Cinta transportadora oceánica)

 

         Antonio Ruiz de Elvira

Catedrático de Física Aplicada (UAH)

 

 

El clima de la Tierra depende en una enorme medida de la circulación de los océanos y, ésta, de la disposición de los continentes.

 

La etapa geológica presente  se caracteriza por la existencia de un océano más o menos estrecho situado entre dos masas de tierra: el océano Atlántico, un océano “vertical”  con conexión con el Polo Norte solamente por dos estrechos: entre Islandia y Escocia,

y por el estrecho de Dinamarca, entre Groenlandia e Islandia. 

 

A su vez, hay un océano muy extenso y “horizontal”: el Indo-Pacífico, y una corriente circumpolar muy intensa que aísla físicamente la Antártida del resto del Globo.

 

 

Esta situación se inició con el cierre del estrecho de Panamá, que conectaba las aguas y la salinidad de los dos océanos. En aquella época comenzó la nueva etapa climática.

 

Esta etapa se ha caracterizado por oscilaciones entre una “Tierra fría”, con hielo hasta el norte de Europa, y otra “Tierra cálida”, parecida a la etapa actual. 

 

Las oscilaciones se repiten desde hace más o menos un millón de años-

 

Aquí se muestra una gráfica de los últimos 400.000 años:

 

 

La escala de  subida o bajada de temperatura con respecto a un eje arbitrario (0) figura en el eje de la  derecha.

 

Observamos que las etapas cálidas se repiten cada 100.000 años aproximadamente, y que son muy cortas en comparación con las etapas frías.

 

Observamos también que, aunque las oscilaciones de los parámetros orbitales de la Tierra (excentricidad, inclinación del eje y su movimiento de vibración) son muy regulares, no ocurre así con las oscilaciones glaciares.

 

 Una muy posible explicación de este fenómeno, que se está estudiando desde hace unos 10 años (y para la que no hay aún una respuesta exacta), es que el sistema climático sea un oscilador estocástico

 

 

 

 

Un oscilador estocástico es el equivalente de un muelle al que se empuja con una fuerza periódica (los parámetros orbitales), y que adquiere dos posiciones meta-estables. En general no puede pasar de una a otra.

 

Pero si a ese oscilador le añadimos una fuerza estocástica, en ciertas condiciones estos impulsos aleatorios consiguen que el oscilador supere la barrera central y salte de uno al otro estado. Evidentemente esto lo hace con una escala de tiempo parecida a la periodicidad del empuje, pero nunca de una forma estrictamente determinista, exacta.

En la etapa geológica actual  hay una  corriente de agua que se calienta en el ecuador atlántico, se desplaza empujada por los alisios hacia América, se recalienta en el Caribe y sale hacia el norte a través del estrecho de Florida. Puede entrar en el Mar del Norte y calentar Europa porque en el Polo Norte se forma hielo que expulsa la sal traída por esa corriente del sur. El agua con sal es pesada y se hunde y cae al fondo en una cascada que hay en el estrecho de Dinamarca, entre Groenlandia e Islandia, circulando entonces por el fondo hasta el Indo-Pacífico, donde aflora y repite el ciclo:

 

Es la

circulación termosalina

(o cinta transportadora oceánica).

 

 

El elemento más importante de esa circulación es la formación de agua pesada en el Mar del Norte al formarse hielo. Si se elimina ese desprendimiento de sal, se puede formar un tapón que impida llegar a la corriente del Golfo hacia el norte, desviándose entonces hacia el sur por las costas portuguesas.

 

 

 

Al calentar nosotros el clima, estamos produciendo un deshielo del Polo Norte:

 

 

 

De seguir así, esto nos llevará a una nueva glaciación similar a las ya ocurridas en otras etapas anteriores.

 

El resultado probable es este:

 

  

Una Europa cubierta de hielo en su zona norte, España enormemente cálida en su tercio sur (por la corriente del Golfo, y con nieves y hielos buena parte del año en su tercio norte).

 

 

 

Pero esto es lo que se está pronosticando que ocurrirá si seguimos emitiendo de manera salvaje CO2 hacia la atmósfera.

 

 

 

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